;we can't deny it {Dave

Hoy era mi día de buen humor. Definitivamente creía que hoy tenía la suerte de mi lado. Estabamos cerca del final del cuatrimestre y hoy me habían tomado 4 exámenes. Había estudiado para dos, y los otros dos, simplemente un nerd me ayudó a hacerlo... bueno, me los hizo todo él, así que suspuse que tendría un 10 en los exámenes hechos por él, y de 7 para arriba en los exámenes que había estudiado yo. Luego tuve ensayo con el club Agatha. Les mostré a los chicos mi nueva creación, y a todos les encantó, pensaron en la posibilidad de hacerlo en la guerra de clubes a fin de año, así que eso me puso en un humor de 10.

Luego de almorzar, tenía dos horas libres antes de entrenar, que las pasé con una chica de 3º año que vino desesperada a decirme que moría por darme un beso. Por qué no complaserla ? además de que era muy bonita. Luego de eso, ladejé sentada como una tonta contra el costado del instituto y me metí en los vestuarios. Me cambié y salí a la cancha. Tuvimos una práctica muy buena y organizada, mientras las Cheerleaders nos miraban desde el otro lado del campo. Me di cuenta que intercambiamos algunas miradas con Summer. Decidí que le hablaría cuando terminemos la práctica. Me metí en las duchas de los vestuarios y salí lo más rápido que pude.

Subi las gradas de dos en dos para llegar hasta donde Summer se encontraba. Me senté a su lado y con una sonrisa pasé mi mano por su hombro, abrazándola -Así que estabas mirando la práctica?- Le dije sonriendo mientras besaba su mejilla en forma de saludo

Ahora podía entender a la perfección a las cheerleaders en la situación anterior. Ya había dejado toda presión que me hacían pasar, y mi respiración ya volvía a ser la misma. Nunca entendí bien como era el fútbol americano, pero sin duda alguna, pasaría horas y horas viendo jugar a los muchachos, sobre todo a estos que tenía en frente. Aunque intenté evitarlo, se podría ver a la distancia el juego de intercambio de miradas que hise con uno de los miembros estrellas, David. Al término de la práctica, algo me dijo que debía quedarme un rato más, y así lo hise.

Tenía el presentimiento que después vendría Dave, pero de alguna u otra manera, acomodé mi mente para creer lo contrario. Sonreí al verlo salir de los vestidores, el cual ágilmente subió casi a la mitad de las gradas, se sentó a mi lado y me abrazó. - No, no, no. Sólo miraba el pasto.. Está bien bueno si puedo agregar, además que no dejó de mirarme..- Comenté bromeando. Sin despegar su brazo de mi hombro, me dí una vuelta, para mirarlo frente a frente. - ¿Eres así como el jugador estrella o algo?..- Pregunté atenta, mientras veía como los demás deportistas pasaban caminando por debajo de nosotros, haciendo sonidos y gestos de burla, como los que hacen cuando dos personas se gustan y todos los saben. Miré el cielo, ví como los grandes focos encendían, estaba a punto de anochecer. Era increíble lo rápido que se pasaba el tiempo últimamente. - Si mi tío estuviera en casa, me mataría si llego tan tarde..- Comenté soltando una risa. Él aún me trataba como una niña pequeña, y creo que siempre lo hará. Como sea, me levanté del asiento, ya era tarde y debía comenzar mi rumbo a casa.

Se notaba que ella y yo nos deseábamos. A lo lejos nuestras miradas eran demasiado llamativas, y--- todos me decían que dos rubios hacían mejor pareja que una rubia y un chico con cresta... a decir verdad, yo también lo creía así. Fue una buena señal el ver que ella seguía en las gradas, eso quería decir que me esperaba, ya que ella no se quedaría en las gradas por el simple hecho de mirar al cielo y nada más... Yo lo sabía, y ella lo sabía... nos deseábamos, mucho.

-Bueno, ese pasto es muy atrevido para andar mirandote... me parece que vamos a tener que cortarlo... tu que crees?- Le pregunté divertido mientras ella se dio vuelta hacia mi -Soy el mariscal... ya sabes, el que dirige al equipo- Le dije haciendome el modesto, mientras le respondía groserías a mis compañeros de equipo que se burlaban de nosotros. Escuché lo que decía de su tío -Puedo llevarte si quieres... estoy con mi auto- Le dije con una sonrisa

Era extraño lo que me pasaba con él, y ya lo estaba notando hace un par de días. Lo veía por los pasillos, y me quedaba plasmada mirándolo. Sentía una extraña curiosidad, que sabía que debía desaparecer, fuese como fuese. Sabía perfectamente que mi actitud era más que predecible, pero en realidad, no me importaba en absoluto, es más, nunca lo había hecho. Sonreí al escuchar los insultos a sus compañeros, aunque había cierto tono bromista en su voz, lo cual me agradó. - ¿En serio?.. Me harías un gran favor..- Agradecí, corriendo un mechón de pelo con un simple movimiento de mi cabeza, entregándole una mirada seductora. En realidad sólo esperaba caminar con él, mi casa no estaba muy lejos, pero sí que fue una gran idea, no me quería volver a cansar, así que al fín y al cabo, sólo desistí.

Cogí mi bolso con el uniforme dentro, y otras cuantas cosas, llevándolo a mi hombro. - ¿Vamos?..- Pregunté sonriéndo pícaramente, con otro de los juegos de miradas, aún más recalcado. Bajé las gradas y lo esperé abajo. Luego de esto caminamos, sólo lo seguía, pues no tenía la más mínima idea de donde estaba su auto.

Sabía que lo que hacía estaba mal. No podía coquetear con Summer. Matthew era mi amigo, y Summer su novia, no podía hacer que se peleen. Pero... con sólo mirarla algo se prendía dentro de mi, una chispa que me decía que debía acercarme a ella, que debía estar cerca de ella, que debía estar con ella. Que ella era mi destino... creerlo? no lo se, yo solamente me estaba dejando llevar por mis impulsos, a los que al parecer, ella resopndió sin ningún remordimiento. Cuando se corrió el mechon de pelo, me mordí el labio con deseo -Claro que no es problema. Todo por una Cheerleader- Le dije bromeando, como si solo lo hiciera proque era una porrista y debía estas para apoyarnos en los partidos, y no porque quería llevármela. Otra vez las miradas seductoras. O yo estaba muy sugestionado, o ella en verdad estaba provocandome.

Observé como se ponía de pie, tomando su bolso y me preguntaba si íbamos. Afirmé con la cabeza y comencé a bajar los escalones a su lado. Metiendo la excusa de que tenía que guiarla porque ella no sabía el camino hasta mi auto, le tomé la mano y comenzamos a caminar lentamente hacia el estacionamiento.
Cuando llegamos hasta mi auto, le abri la puerta del acompañante y una vez que entró, subi yo. Puse mi auto en marcha y la miré con una sonrisa en el rostro... sus labios me llamaban a la tentación -Dónde vives?- Mi mirada se cruzó con la de ella unos segundos, y luego la desvié ruborizandome un poco.

Yo sabía que todo esto estaba mal, estaba horrible, pero algo no me daba las fuerzas para poder determe. Creo que el inevitable deseo que ambos sentíamos por el otro, era mucho más que poderoso, pero creo que el hecho de que no fuera lo correcto, el hecho de que cualquier persona nos viera, era lo que lo hacía más exitante. Tomé su mano, y caminamos hasta el auto. En ningún momento aparte su cuerpo del mío, disimuladamente, con tan sólo un rose de brazos, o de la parte lateral del cuerpo. Como sea, en segundos llegamos a su auto, me abrió la puerta y solté una risita. En cuanto me senté comenzé a pensar en Matt. Mi cara cambió al instante, tragué saliva e intenté borrar todo sentimiento que estaba erróneo, disimulé en cuanto Dave dió la vuelta y subió, con una sonrisa. Solté un suspiro, bueno, sólo llegaríamos a casa, adiós y todo estaría olvidado.

- Sólo a tres cuadras para allá.- Indiqué, señalando al oeste. Me comenzé a sentir nerviosa, e inconcientemente mi pierna comenzó a temblar, era una manía que tenía. Sólo faltaban segundos para que todo acabara, lo cual me tenía emocionada. Mientras conducía, mis ojos llamaban a los suyos, mirando también sus labios, que pedían a gritos los míos. Dejé salir otro suspiro más y devié la mirada, sabía que había notado que lo estaba mirando.

Llegamos en menos de un minuto, sólo miraba al frente. - ¿Quieres pasar?.- Pregunté algo nerviosa. No tenía la más mínima idea porque lo había hecho, pero sabía que no podía dejar atrás esas palabras, sería grosero.

Durante el trayecto al auto, me di cuenta que ella no separaba su cuerpo del mío, y eso me agradaba, me di cuenta de hasta que punto me deseaba. Pero... también estaba la posibilidad de que se arrepienta, pensando en su novio y sólo la dejara en su casa y me hiciera irme... decidí no pensar en eso y me dediqué a manejar a donde ella me había indicado. En todo momento sentí su mirada en mis ojos y en mis labios, lo que hizo que no pueda evitar sonreír de lado y morderme el labio, sabiendo que yo también quería sus labios. Doblé en una esquina yendo en dirección al oeste, y en tres cuadras ya estabamos en la puerta de su casa. Por su cara supuse que me iba a decir un simple adiós y entraría, dejandonos a ambos con las ganas, pero estaba equivocado. Me invitó a pasar -Bueno... me encantaría- Le dije con una sonrisa mientras apagaba el motor del auto y bajaba. Me di toda la vuelta y le abri la puerta a Summer. Cuando bajó, le puse la alarma al coche.

Aún seguía tensa, pero con sólo ver sus ojos esa llama se encendía, era un tipo de fuego que ni con agua se apagaría, sólo había que esperar que se consumiera por si mismo. Me abrió la puerta del coche, y caminamos por la entrada. Me sentía como la primera vez que tuve una cita, en ese interminable camino que al final, sólo se dirigía a un lado. Busqué dentro de mi bolso la llave y abrí la puerta. Al entrar, inhalé el aire que había, el cual aún mantenía el aroma de rosas que había roseado en la mañana. - Bienvenido a mi humilde morada..- Le dije entre risas y ese juego de miradas seductoras que me tenían loca. - ¿Quieres algo para beber? Creo que habían cervezas en el refigerador..- Le comenté humilde, tratando de evitar el tema que realmente nos había llevado al lugar. Comenzé a caminar hasta la cocina, que hacían una conexión con la sala de estar, dado que era de esas cocinas americanas, que le llaman.

Caminamos juntos hacia la entrada y ella buscó a tientas sus llaves dentro de su bolso. La oscuridad ya lo rodeaba todo. Sacó las llaves y entramos a la casa. A decir verdad, era una casa muy linda y algo moderna. Había un hermoso olor a rozas que disfruté mucho al entrar, me llenó toda la nariz y entró en mi organismo, dándome una sensación de paz. -Claro... una cerveza estaría bien- Le dije al tiempo que caminaba con ella al a cocina. Una vez allí, vi como abría el refrigerador y dejaba las latas de cerveza sobre una mesada. Me mordí el labio con deseo y cuando se giró hacia mi, me acerqué lentamente a ella, poniendo mis brazos uno a cada lado de su cadera y la atraje hacia mi. Estando a centimetros el uno del otro, me acerqué y besé sus labios con toda la pasión contenida.

Cuando la besé, ella me correspondió el beso, pero quedándose quieta. Luego nos separamos unos segundos y vi su cara de terror. Temía haber hecho lo incorrecto, así que estaba por comenzar a hablar, pero nada salía de mi boca, a medida que la veía alejarse más y más... pero de pronto ella sonrió y se acercó a mi la distancia que había hecho ella misma... la abracé por la cadera y comencé a besarla con pasión, deslpegando todas las ganas contenidas anteriormente, y más ahora por ser correspondido.
Fuimos hacia el sillon y nos tumbamos allí, dandonos besos y caricias muy excitantes, besando su cuello, su boca y abrazándola, trayendola hacia mi con mi cuerpo, seduciéndola e insitándola a más

Spoiler:

Listo, ya habíamos pasado la barrera y no había nada que nos detenga. La pasión y la calentura acumuladas eran tales, que sentía que si me separaba de ella ahora, no podría estar luego con nadie más. Mientras la besaba, mis manos subían por su muslo, deslisándose debajo de su falda, mientrás sentía como ella me tocaba debajo de mi blusa, probándo mi abdomen. Nos besabamos y mimábamos con pasión, tenía ganas de ya hacerla mía, sentí como me sacaba la blusa por completo y el leve calor que desprendía mi cuerpo. Me mordí el labio inferior con fuerza y comencé a desabrochar uno por uno los botones de la camisa que ella llevaba puesta, hasta dejarla sólo con su sujetador. Comencé a besarla en el cuello, mientras mis manos recorrían su abdomen y su pecho casi desnudos.