Una cheerleader leyendo Romeo y Julieta.

Por alguna extraña razon hacia semanas que no me pasaba por la bibliotena, ni siquiera a escondidas. El deseo de ir a perderme en las letras en ese maravilloso lugar quemaba dentro mío y no lo pude resistir. DE inmediato me levante de mi cama, apagué la notebook y me hice de un buzo con capucha y unos lentes de sol bien oscuros para ocultar mi identidad. El colectivo tardo varios minutos en llegar dando como resultado que a la hora de mi llegada comenzara el anochecer, genial, asi nadie me reconoceria. Entre y casi como un acto reflejo me sumí entre los estantes para ir a buscar mi libro favorito "Romeo y Julieta", pero no lo encontré en el lugar donde siempre estaba asi que me acerque a la bibliotecaría para saludarla y preguntarle y habian reorganizado el lugar.

-Disculpa ¿me podrías decir donde esta "Romeo y Julieta?-

Amablemente me respondió que se lo había llevado una chica hacia unos minutos, con ímpetu lente quien y señalo a una rubia insípida al otro lado de la sala. Marché decididamente y le quité el libro de las manos.

-Gracias por reservarmelo querida, tenía miedo de que alguien se lo llevara-

sonreí victoriosamente.

Y de repente una tipa que aparentemente podría haber sido confundida con Lindsay Lohan huyendo de los paparazzis , con gafas de sol y capucha, me quita Romeo y Julieta de las manos. Y ahí la ira se me subió hasta la punta del cabello.
La muy cholula se dio media vuelta y se intentó ir. Algo me había enseñado mi madre; el arte de las indirectas malintencionadas.

- Y sí... Alguien se lo llevó... ¿ O lo robó? Hey, Lindsay Lohan, vete a rehabilitación y dame el libro -

Y de repente la tipa se dio vuelta y fulminó con la mirada.
No me arrepentí EN ABSOLUTO de haberle dicho eso.

Enarqué una ceja y me reí irónicamente. Había reconocido a la ruvia oxigenada desde que había entrado, era la nueva cheerleader, yo en su lugar me hubiera callado la boca sabíendo la mala reputación qu ele podría dar alguien tan popular como yo. Me acerqué a varios centimetros de ella, yo era más alta y la fulmine con la mirada y una ceja enarcada.

-Yo que vos, me cayo la boca... sos nueva y la podes llegar a pasar MUY mal si me caes mal-

Le guiñé el ojo tomé mi libro y fui directo a donde la bibliotecaria para retirarlo y llevarmelo a casa, así lo leería más tranquila.

No me daba miedo en lo más mínimo. Apostaba a que era la típica traumada enojada con la vida. Así que no dudé en volver a contestar:

- Las perras nunca me han dado miedo. Muchos menos las que no están castradas.-

Abrió la boca, pero no había terminado y me acerqué, alcé la mano en señal de que se callara y continué:

- Por supuesto. Ahora que te veo más de cerca... - Le quito las gafas y observo; ya conocía de vista a varios del instituto, reconocí que se trataba de Naya Bellamy, o BITCH, como ella solía llamarse - Oh, Naya, me parece que sería peor que se enteraran que tú lees Shakespeare, digamos... Qué tal humillante puede ser para una persona de tu estatus social? El doble que para una desconocida como yo -.

Vi como se le llenaba de ira los ojos.

- Escúchame pedazo de ...- y la interrumpí.

- Nono, me escuchas a mi, no diré nada, porque yo si tengo códigos y no te haría nada malo sin nisiquiera conocerte. Llévate el maldito libro y sigue con tu vida -.